Primero que nada vamos a abstraernos y analizar el acto de
fumar desde una perspectiva casi literal: Nos llevamos el extremo de un tubo de
papel relleno con tabaco y tantos otros químicos a la boca; prendemos fuego el
otro extremo con un encendedor o con un fósforo; succionamos el humo que esta
combustión provoca; este humo, luego de pasar por un filtro con más químicos,
llega a la boca y lo tragamos, lo retenemos un tiempo en los pulmones; expulsamos un porcentaje por boca o nariz;
retenemos el otro porcentaje en nuestro cuerpo para siempre. En pocas palabras
el acto de fumar es simplemente tragar humo, una costumbre que es perjudicial
para la salud.
Ahora que ya sabemos esto podemos hablar con soltura del
tema. Para un fumador el acto de fumar es mucho más que eso. Es una costumbre,
un vicio, una adicción o un placer rodeado de reglas y responsabilidades que
hacen de este hecho (perjudicial para la salud) una cultura o un modo de vivir,
y hacen al fumador parte de un grupo inmenso, formado por personas de todas las
edades, religiones, razas, elecciones sexuales y políticas, quizás todas
distintas entre sí pero que tienen algo
en común: un atado de cigarrillos en el bolsillo. Antes de continuar con este
análisis quiero hacer hincapié en que “cigarrillo” y “bolsillo” riman
perfectamente, un detalle nada tonto.
A aquellos que crean que todos los fumadores somos iguales les
debo decir, con seguridad y conocimiento de causa, que esa afirmación no es
correcta. Así como desconocemos que hay
4.500 especies de cucarachas también desconocemos la gran cantidad de especies
de fumadores. Vincent Cross, sociólogo y
licenciado en tabacología, realizó una encuesta demostrando las miles de diferencias
que hay entre las personas que fuman.
Voy a transcribir las conclusiones finales de esa encuesta pese a los
rumores que dicen que es falsa, que los resultados fueron elegidos de forma
arbitraria e incluso que Vincent Cross no existe. De todas formas acá van:
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El 43% de los fumadores fuma Phillip Morris, el 29%
Marlboro, el 14% Lucky, el 10% Camel, el 3% Viceroy y el 1% otros.
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El 39, 2% fuma Box, el 60,8% fuma común.
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El 77, 3% mete el encendedor en el atado cuando
se hace lugar, el 22,7% jamás hace eso.
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El 4,9% da vuelta un cigarrillo cuando abre el
atado, el 95,1% no lo hace.
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El 32,7% tira el humo por la boca, el 21,2% lo
tira por la nariz, el 46,1% alterna los orificios según su estado de ánimo.
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El 83,7% fuma con la mano derecha, el 16,3 con la izquierda.
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El 50,3% fuma mientras hace caca, el 49,7% no lo
hace.
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El 2,5%
tira la cenizas pegándole al filtro con el pulgar de abajo para arriba,
el 3,4% con el pulgar de arriba para abajo, el 5,1% pegándole a todo el
cigarrillo con el índice de arriba para abajo, el 1,3% sosteniendo el
cigarrillo con el índice y el pulgar y pegándole con el anular de abajo para
arriba, el 87,7% no le presta atención a eso.
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El 45,9% puede prender un cigarrillo utilizando
otro cigarrillo, el 17,2% no sabe hacer eso, el 36,9% nunca lo intentó.
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El 90,6% fuma después de tener relaciones
sexuales, el 6,2% fuma mientras tiene relaciones, el 2,1% nunca tuvo sexo, el
1,1% nunca tuvo ni lo va a tener.
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El 41,4% usa encendedores rojos, el 23,8%
encendedores azules, el 15,5% encendedores verdes, el 11,4% encendedores
amarillos, el 6,4% varia de colores según la ocasión, el 1,2% nunca puede
elegir porque el kiosquero lo hace por él, el 0,3% usa fósforos.
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El 8,3% fuma cigarrillos armados, el 91,7%
desprecia a esas personas.
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El 0,3% puede hace aros de humo cuando lo exhala
por la boca, el 98,5% nunca pudo hacerlo,
el 1,2% solo pudo hacerlo una vez y murió en el acto.
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El 70,5% cuando no tiene cigarrillos no fuma
nada, el 15,2% busca en la vereda cigarrillos que hayan sido desechados por la
mitad (especialmente en las paradas de micro), el 11,1% desarma viejas colillas
buscando tabaco residual, el 3,2% fuma
yerba mate envuelta en un boleto de micro.
Entonces ya es momento de decir que no todos los fumadores
somos iguales, miles de cosas nos diferencian y el conjunto de estas cosas nos
hacen únicos e irrepetibles. Y aparte de tener un atado de cigarrillos en el
bolsillo tenemos en común una cosa más: TODOS sabemos que fumar hace mal, no
hace falta que nos lo digan constantemente, vamos a dejar cuando podamos.
Y para finalizar quisiera agregar que con “cigarrillo” y
“bolsillo” también rima “cerillo”. Un detalle no menor.
1 comentario:
Señor Don Jorge Pinarello:
¿No le parece que le faltó un grupo importante de personas en la clasificación?;¿entran en juego los fumadores pasivos?. El porcentaje sería bastante grande, ¿Verdad?. Es solo una duda que tenía...
Saluda atte.
La Guerrera Antinicotina
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