viernes, 21 de enero de 2011

Mis Miedos De La Infancia

Cuando era pequeño le tenía miedo a casi todo, y supongo que esto se debía a que fui educado en una escuela católica y el miedo es la materia prima a la hora de crear católicos. Te crían diciéndote que Dios sabe todo lo que hacés y pensás y por algo malo que hagas o pienses él te puede mandar al mismísimo infierno para que sufras toda la eternidad. Y una persona que carga con semejante temor, con el temor de que un ser ultra poderoso puede hacer lo que quiera con la humanidad, tiene las defensas completamente bajas y está dispuesto a hacer cualquier cosa para que Dios no desate su ira. Y ahí empieza el negocio. Primero vas a misa, después te confesás, tomás la comunión, la confirmación, años más tarde viene el casamiento por iglesia, luego el baustismo del nene y el ciclo vuelve a empezar. Y a todo esto le sumamos la limosna de todos los domigos, la compra de biblias, estampitas, cuadros, estatuillas, crucifijos, rosarios, etc. Y todo eso es dinero, dinero que va al bolsillo de la iglesia. Cuando te querés acordar estás metido en el negocio más grande de la historia universal ¿Y cómo lo lograron? Generándote miedo, miedo a un ser que quizás no exista y si existe seguramente no ve un peso de todo esto.
Seguramente en algún momento de la vida nos damos cuenta que ese miedo es completamente irracional, como casi todos los miedos. Pero cuando uno es pequeño no es consciente de eso y le tiene miedo a muchas cosas. Yo le tenía miedo a casi todo. Y había tres cosas a las cuales le tenía terror, y no solo eran miedos irracionales sino que también eran pelotudos.

- Miedo a La Coreana, un personaje de Juana Molina: Mi madre miraba Juana y sus hermanas y por ende también lo tenía que ver yo. Y a pesar de que me gustaba mucho, este personaje me generaba un miedo impresionante. Se debía a un conjunto de muchas cosas: la forma de hablar, el vestido, el peinado, etc. Sabía que no era real, sabía que era Juana Molina con peluca, pero de todas formas siempre que entraba a mi pieza pensaba que al prender la luz la iba a ver escondida atrás del televisor, o cuando dormía iba a escuchar su voz con acento oriental cerca mío. Esto provocó que hasta hace pocos años le tuviera miedo a los orientales de verdad.

- Miedo al regreso de los dinosaurios: Cuando yo tenía seis o siete años mi tía Marta me explicó como funcionaba  la reencarnación, pero no estaba muy informada sobre el tema. Me dijo que cuando alguien muere vuelve a nacer con el mismo cuerpo pero en otra familia. O sea que si mi mamá se moría ella iba a volver a nacer y yo años después me la iba a encontrar igual a cuando se murió pero no me iba a reconocer. Eso ya me asustaba bastante, pero para hacer de esa teoría algo peor agregó que lo mismo iba a pasar con los dinosaurios, que en cualquier momento iban a revivir y a destruirlo todo. Para mi, en esa época, los dinosaurios eran imparables y si revivían no había vuelta atrás, se acababa todo.


- Miedo a La Mona Lisa: Mi abuela tenía este cuadro colgado en la pared que estaba atrás del televisor. Mientras yo miraba tele esa señora me miraba, si me movía para un lado ella me seguía mirando, si me movía para el otro también. Aunque mamá me explicó que el cuadro es así yo creía que me miraba solamente a mi, y esa sonrisa siniestra que tiene me indicaba que algo me iba a hacer.
Un día mi abuela cambió el cuadro de lugar y lo puso en la pared que estaba atrás del sillón donde yo me sentaba. Había perdido el control de la situación. Cada tanto giraba rápidamente para sorprenderla apunto de atacarme. Una tarde me quedé largo rato observándola esperando que haga algo. Minutos después movió su mano. Salí corriendo a decírselo a mi mamá y a mi abuela. No me creyeron, con toda la razón del mundo. Puede ser que haya sido sugestión. Puede ser que realmente haya movido la mano porque no pudo aguantar tanto tiempo quieta. Nunca lo sabré.

2 comentarios:

Vuelve en Julio dijo...

Don jorge, no culpe en demasía a la Iglesia. Mis miedos, tan abundantes y ciertamenet tan pelotudos como los vuestros, pululaban en mi habitación sin que yo haya sido jamás muy introducido en el catoliscismo. A mi me criaron en el Peronismo, donde si había un ser celestial era uno que te regalaría cosas sin que tengas que luchar por ellas, que mientras trabajes te iba a cuidar por que la culpa y la maldad la tienen siempre los otros.
Asi y todo, ya me ves, teniendole miedo a un pinocho de cemento en la quinta de mi abuelo.
Casper Uncal

Døn Jørge dijo...

Los miedos pueden provenir de cualquier lado Casper, pero los dos hablamos de lo mismo, de ser del cual no se tienen datos fidedignos de su existencia.