
“Machete”,
(al igual que “Planet terror”en su momento), nos retrotrae a visión nostálgica
del “vintage” que tiñe la película de principio a fin. Esta explosión de
violencia, “exploitation” y comedia se sale una vez mas de la rigidez del
esquema de los grandes estudios de Hollywood para sacudirnos con dosis
abundantes de “gore” en tonos de sepia, lecciones explicitas, (mas aun que las
escenas de violencia), sobre la legitimidad moral de las leyes y hermosas
muchachas sensuales y fuertes que iluminan la pantalla en justo contraste con
la sombra de Machete, en donde la presencia femenina más destacada, (al menos
desde la perspectiva de este crítico), es la de Michelle Rodríguez: prospecto
de revolucionaria que deviene en una atractiva Valkiria latina que cautiva no
solo con sus curvas o con su discurso, sino también a través de esa mirada
fiera y hermosa que atrapó
definitivamente al espectador que escribe este artículo.
Más
allá de un argumento simple y perfectamente funcional a las intenciones del
director, (hecho explicito en el tráiler que aconsejo que sea visto antes de
leer esta nota), una trama intricada de corrupción política y el eterno enemigo
fílmico de Rodríguez, los carteles de droga, (que aparece en películas como:
“El mariachi”, “La balada del pistolero”, “Erase una vez en México”), lo más
destacable de esta ultraviolenta muestra cinematográfica son los personajes.
Las
caracterizaciones terminan por fagocitar todo lo demás. Que esto no sea visto
como algo negativo, sino todo lo contrario.
En “Machete” cada personaje con una mínima
importancia tiene sus 5 minutos de gloria, desde Dany Trejo con un papel casi
inexpresivo hecho a su medida en donde se explotan sus cualidades actorales al
máximo, (“…Machete don´t text” es un dialogo que reverbera en mi mente una y
otra vez seguido de una carcajada recurrente), pasando por la caracterización
de su hermano sacerdote, a cargo de Cheech Marin como un excelente padre Cortez
que busca la redención a través de los hábitos,
la paranoia y el espionaje, siguiendo con Michelle Rodríguez como Luz,
vendedora de tacos y revolucionaria del
pueblo en su tiempo libre, hasta llegar a la agente de migraciones Sartana Rivera, a
cargo de una Jessica Alba que cumple.
Continuando
con el tópico sobre los personajes cabe resaltar una obviedad que tengo a bien
remarcar: los villanos se llevan la película.
Un
actor como Robert De Niro nunca falla, es esperable que, como en esta
oportunidad, brinde una actuación impecable para cualquier espectador, en este
caso como senador corrupto.
Será por esto que la aparición y el desempeño
de luminarias como Steven Seagal como un Zar del Narcotráfico, Don Jonhson como
un “redneck” retrograda y racista que caza mejicanos en la frontera y Jeff
Fahey, (siendo este último quien indudablemente se destaca más de todos los
actores del film), como mafioso que maneja estupefacientes bajo la fachada de
un empresario exitoso y principal contribuyente de la campaña política del
senador John McLaughlin, sobresalen por encima de las demás interpretaciones dejando
pasmado a quien redacta esta nota con composiciones casi maniqueas de
personajes que se han vuelto arquetípicos en la historia del cine
estadounidense y que el director toma para llevarlos casi al límite de la
caricaturización, con el objeto, (muy logrado por cierto), de que sean
orgánicos con el tono de la película.
“Machete”
no se va con sutilezas, llega al punto, plantea clara y explícitamente lo que
quiere proyectar sin devaneos baratos ni pretensiones de ser la gran película.
Es lo
que es, en su banalidad manifiesta y con mensajes contundentes, no se
prostituye ni siquiera como un producto comercial y no demuestra otra cosa que
el hecho de ser una película de clase B hecha y derecha, con un glorioso toque
de crítica social en medio de una clara composición satírica construida
principalmente para divertir.
1 comentario:
La película no la ví pero te conozco y sos UN GIL!!!
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